La mayoría de los bancos centrales están explorando las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC), y más de una cuarta parte de ellos ahora están desarrollando o ejecutando pilotos concretos, además se calcula que más de dos tercios de los bancos centrales emitirán una CBDC minorista a corto o mediano plazo.
En plena pandemia de Covid-19, cuando los pagos digitales comenzaron a mostrarse como una necesidad imprescindibles, muchas naciones pusieron a sus países a avanzar en estas monedas digitales controladas por los Bancos Centrales. Sin embargo el mayor impulso lo dieron los enormes movimientos que tuvo Bitcoin en los últimos tiempos. Desde los 10.000 dólares por finales del 2020, a 60.000 en abril 2021, a los USD 30.000 en julio con pico de 67.500 en noviembre y ahora peleando en la línea de los USD 20 mil. Toda esa variación sumada a la adopción cada vez mayor por parte de la población, llevan a los países a buscar una alternativa digital similar, que puedan controlar como oposición a la descentralización de las criptomonedas. Tanto es así que la aceleración delos proyectos CBDC, según informe del Banco Internacional de Pagos, se produjo en el último semestre del año pasado y continua durante este 2022.
En estos momentos 105 países, que representan más del 95 % del PBI mundial, están explorando una CBDC, Para entender el crecimiento vale destacar que en mayo de 2020, solo 35 países estaban considerando una CBDC. Unos 50 países se encuentran en una fase avanzada de exploración (desarrollo, piloto o lanzamiento).
En estos momentos 10 países han lanzado completamente una moneda digital, con el piloto de China listo para expandirse en 2023. Jamaica es el último país en lanzar un CBDC, el JAM-DEX. Nigeria, la economía más grande de África, lanzó su CBDC en octubre de 2021.
El Senado de Jamaica ha dado permiso al Bancvo Cnetral de Jamaica para emitir “Jam-Dex”” o Jamaica Digital Exchange que estará disponible para uso doméstico a finales de este mes.
Entro los países que integran el G20 18 ya están explorando una CBDC, con 16 ya en desarrollo avanzado o inclusive en etapa de prueba piloto. Esto incluye Corea del Sur, Japón, India y Rusia. Cada uno ha hecho un progreso significativo en los últimos seis meses.
De las economías del G7, EE. UU. y el Reino Unido son las más rezagadas en el desarrollo de CBDC. En EEUU aun se debaten si un Dólar Digital no atentaría contra la incidencia mundail del dólar tradicional y quienes contemplaban la posibilidad de utilziar alguna stablecoin del criptomundo como “soporte” en esa economía, han sufrido un duro golpe con la hecatombe de UST de Terra. El Reino Unido hizo ya varias propuestas y consultas aunque en casi todos los casos gran parte de la población está en contra y muchos economistas y funcionarios sigue en el modelo de dudas de Estados unidos. El Banco Central Europeo ha señalado que intentará ofrecer un euro digital a mediados de la década aunque la mayoría de las naciones, tuvieron cuestionamientos a una CBDC en común y prefieren el lanzamiento de sus propias moendas digitales por país, lo que sería un retroceso del euro en la región.
Este avance, según las finanzas tradicionales, para frenar el crecimiento de las criptomonedas, genera un inminente problema. El sistema financiero puede enfrentar un importante conflicto de interoperabilidad en un futuro próximo. La proliferación de diferentes modelos de CBDC está creando una nueva urgencia para el establecimiento de estándares internacionales.
En América del Sur son pocos los países que se sumaron a esta tendencia de los últimos meses. Bolivia, Paraguay, junto a las Guyanas y Surinam, ni siquiera iniciaron la investigación. Ecuador había iniciado el proceso en el 2014 con mediana aceptación de la población en el inicio pereo luego el entusiasmo decayó y al final el Banco Central decidió cancelar el proyecto en el 2017.
Colombia y Perú están investigando y los más avanzados son Brasil y Venezuela, que ya están en etapa de desarrollo muy cerca de las primeras pruebas piloto. Argentina y Uruguay han suspendido el proeceso, sin cancelarlo como Ecuador, pero sin dar apoyo para el avance.