En los últimos días, por si falta algo para este fin de año, el mundo criptográficos se sacudió con las declaraciones de Elvira Nabiullina, la gobernadora del Banco Central de Rusia, quien generó miedo, incertidumbre y duda (FUD) al decir que es “bastante posible que Rusia prohiba a las criptomoendas”.
La declaración que impresionó a todos se completa con estos dichos. “Ya saben que nuestra actitud hacia las criptomonedas es, por decirlo sutilmente, de escepticismo. A ello se unen los importantes riesgos para los inversores minoristas y la considerable volatilidad de este tipo de activos. Además, las criptomonedas son opacas en el sentido de que se utilizan frecuentemente para operaciones ilegales o de carácter delictivo. Por lo tanto, no podemos acoger las inversiones en ellas. Pretendemos evitar que la infraestructura financiera rusa utilice las cripto transacciones. Esto es bastante factible”.
No hace tanto el presidente Putin coincidía en que “Claramente, Rusia no está preparada para tales movimientos” explicó en una entrevista reciente.” aunque semanas después el Ministerio de Relaciones Exteriores (MFA Rusia) Aleksandr Pankin, dijo que estaba considerando reemplazar el dólar estadounidense no solo con monedas fiat tradicionales, sino también con monedas digitales. Señales contradictorias que podrían avalar los dichos de Nabiullina, aunque al realidad es que Rusia está lejos por ahora de seguir los pasos de su socio China y cancelar a las criptomonedas.
En primer lugar porque aun está lejos del desarrollo de una moneda digital propia, como si tenía China con su yuan digital al momento de iniciar la persecución. Sin una CBDC rusa, la cancelación de las monedas digitales dejaría al país a merced de su vecino chino en el mercado digital de pagos internacionales. También porque acaba de lanzar un gran proyecto para atraer a mineros, especialmente los emigrados del gigante oriental, en una industria con grandes perspectivas de desarrollo e ingresos para Rusia.
Las últimas mediciones muestran que Rusia es uno de los tres principales países por adopción de criptomonedas, con un volumen estimado en unos 17 mil millones de dólares en el último año y casi el 20% de la población participando del mercado. Son números demasiados grandes para cancelar en unos pocos días, sin disparar un mundo paralelo ilegal, aun en suelo ruso.
Que el crecimiento constante de las critpomoendas en Rusia es un tema de alarma para Putin es algo sabido. También que dentro del gobierno existen, igual que en EEUU y otros países, ferreos opositores, pero resulta ilógico pensar que semejante volumen de operaciones no sea aprovechado en beneficio propio, para obtener ingresos y además tener un medio de presión contra el dólar.
