Es una señal que indica que muestra una importante recesión a corto plazo que podría convertirse en tendencia a largo plazo. El temido cruce se forma cuando el precio promedio de los últimos 50 días cae por debajo del precio promedio de los últimos 200 días, lo que en términos técnicos como “la media móvil” de las últimas 50 y 200 jornadas.
Está claro desde su nombre, “Death Cross o Cruce de la Muerte”, que ésta es una muy mala señal par cualquier aunque es imprescindible tener en cuenta que una gran parte de la inversión financiera depende de componentes psicológicos y que el análisis técnico intenta descifrarlos a través de gráficos que den forma visible a esos comportamiento de los inversores. Muchas veces estos mismos análisis, como el cruce de la muerte, provocan un autocumplimiento, es decir que los inversores, al ver una señal como esta, terminan por vender cumpliendo la “profecía” indicada en el gráfico. Y muchas otras veces, un activo supera el cruce de la muerte sin cumplir el pronóstico ya sea por cambios de situación o hasta ese factor psicológico, que los gráficos no pueden contemplar más allá de un instante.
Dentro del análisis de gráficos, las resistencias (precio donde debería tener un freno la tendencia alcista) y los soportes (lo mismo pero referido a las bajas) suelen ser las herramientas más utilizadas, pero existen otras muchas figuras como el cruce de la muerte y su figura opuesta el cruce dorado que predice un mercado más alcista.
El cruce de la muerte es una figura que aparece con cierto retraso, es decir, que se forma cuando ya se ha producido una gran parte del descenso, como se puede ver en el gráfico del Bitcoin que ilustra la nota. Normalmente, los inversores de largo plazo más experimentados no entran en pánico al detectar un Death Cross pero toman la señal como advertencia y quizás preparan la cartera para posicionarse ante una variedad de resultados imprevistos.
