Falta cada vez menos para que se aplique la Ley Bitcoin en El Salvador y recrudecen los cuestionamientos y amenazas disimuladas. Ahora el FMI, a través de dos de sus pesos pesados, salieron a explicar que “las consecuencias de que un país adopte Bitcoin como moneda nacional podrían ser nefastas”. Sin mencionar a El Salvador, pero todos sabemos a quien se refieren.
El director del departamento de marketing del FMI, Tobias Adrian, y el consejero general y director del departamento legal, Rhoda Weeks-Brown, enumeraron las posibles consecuencia que traería una criptomoneda de curso legar. Desde inestabilidad de precios, lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, inestabilidad macroeconómica y hasta cuestiones de medio ambiente.
“Si los bienes y servicios tuvieran un precio tanto en una moneda real como en un criptoactivo, los hogares y las empresas gastarían mucho tiempo y recursos eligiendo qué dinero guardar en lugar de participar en actividades productivas”, dijeron Adrian y Weeks-Brown. “Los ingresos del gobierno estarían expuestos al riesgo de tipo de cambio si los impuestos se cotizaran por adelantado en un criptoactivo mientras que los gastos se mantuvieran principalmente en la moneda local, o viceversa”.
A las cuestiones más técncias, los dos funcionarios del FMi le sumaron un claro concepto subjetivo. Aseguraron que un país que adopte criptomonedas perdería credibilidad. Un mensaje que viniendo del FMi se traduce en no será “confiable” y por lo tanto no recibirá prestamos de esa entidad.
